El grafeno, aun siendo el material más fino que se conoce, presenta unas propiedades mecánicas, ópticas y electrónicas excepcionales, haciéndolo extremadamente atractivo para un gran número de aplicaciones como la sensórica, el equipamiento deportivo o la automoción.
En los últimos años se ha hablado mucho sobre la inminente incorporación del grafeno a las baterías y supercondensadores. A pesar de ser un campo muy prometedor, quedan algunos años de investigación para que esta realidad llegue de manera generalizada al mercado. Es cierto que la incorporación del grafeno en los dispositivos de almacenamiento de energía electroquímica podría mejorar notablemente algunas de sus prestaciones, incrementando, no solo su densidad de energía y su potencia, sino además su estabilidad y seguridad, y, haciendo viable el desarrollo de tecnologías de almacenamiento de nueva generación como las baterías de litio-azufre (Li-S) o las de metal-aire.
El CIC energiGUNE, centro experto en almacenamiento de energía y participante desde el inicio del proyecto de investigación más ambicioso a nivel europeo hasta la fecha -Graphene Flagship-, ha desarrollado diversas estrategias para la integración del grafeno en distintos dispositivos electroquímicos avanzados de como los supercondensadores o las baterías.
Grafeno en distintas tecnologías de almacenamiento
En el campo del almacenamiento de energía, el grafeno tiene una gran proyección, y su incorporación, principalmente en la formulación de los electrodos, ha dado lugar a la mejora significativa de ciertas propiedades en algunos dispositivos como los supercondensadores o las baterías. Además, sus propiedades mecánicas y electrónicas permitirán su integración en dispositivos flexibles y multifuncionales complejos.
En el caso de los supercondensadores, el grafeno representa una alternativa a los carbones activados con altas superficies específicas y porosidad tortuosa, que son utilizados generalmente en la fabricación de los electrodos para los condensadores electroquímicos. Su estructura laminar abierta no-porosa permite la adsorción de una gran cantidad de iones para la formación de la doble capa eléctrica de manera rápida y reversible. Esto combinado con su alta conductividad electrónica, posibilita incrementar la potencia de los dispositivos habilitando su uso en aplicaciones como filtros AC, antes restringida exclusivamente a condensadores convencionales.