Michel Armand, actual Director Científico Honorífico de CIC energiGUNE, es uno de esos pioneros cuyas contribuciones han sido esenciales para moldear el mundo del almacenamiento energético tal como lo conocemos hoy. Su papel en el desarrollo de las baterías de fosfato de litio y hierro (LiFePO4, LFP) ha dejado una huella indeleble en la historia de la electroquímica moderna.
Durante una trayectoria científica extraordinaria, Michel Armand contribuyó de manera decisiva al avance de las tecnologías de litio, pero fue su trabajo en torno al LFP lo que marcó un antes y un después. Si bien la estructura del LiFePO₄ fue identificada en 1996 por el equipo de John B. Goodenough, las limitaciones de conductividad eléctrica del material amenazaban con frenar su aplicación práctica. Fue entonces cuando Armand, con su habitual combinación de rigor y creatividad, ideó una solución revolucionaria: recubrir las partículas de LFP con una fina capa de carbono conductor. Este innovador enfoque mejoró de forma decisiva la conductividad del material, haciéndolo viable para su uso en baterías recargables.
Este avance técnico fue mucho más que una mejora incremental; representó un auténtico desbloqueo de las posibilidades comerciales del LFP. Su capacidad para visualizar no solo los descubrimientos, sino también su proyección práctica, resultó crucial para llevar el LFP desde los laboratorios hasta los sistemas de almacenamiento que hoy respaldan la transición energética global.
Gracias a las bases científicas establecidas por Michel Armand y otros pioneros, las baterías de LFP han pasado de ser una promesa académica a convertirse en una de las tecnologías más implantadas en sectores estratégicos. Sus cualidades —una sobresaliente estabilidad térmica, una vida útil excepcional y una composición basada en materiales abundantes y seguros— las han hecho especialmente atractivas para la movilidad eléctrica y el almacenamiento estacionario.
Hoy, las baterías de fosfato de litio y hierro son la opción preferida en muchos mercados para vehículos eléctricos de gama media y aplicaciones estacionarias. China ha liderado su implantación, con fabricantes como CATL y BYD a la cabeza, y empresas occidentales como Tesla también han adoptado esta química en modelos diseñados para maximizar la competitividad. La robustez, el coste más asequible y la seguridad operativa han hecho del LFP una solución cada vez más popular en un contexto de electrificación acelerada.
Resulta difícil imaginar esta evolución sin la innovación inicial de Michel Armand. El recubrimiento de carbono, su desarrollo para superar las limitaciones del LFP, y su impulso a la industrialización, son hoy cimientos sobre los cuales se construyen aplicaciones que van desde vehículos eléctricos hasta grandes instalaciones de almacenamiento para renovables. Cada celda de LFP que hoy alimenta un coche, respalda un hospital o equilibra una red eléctrica, lleva la impronta de aquel avance científico esencial.
Además, las perspectivas para el LFP siguen creciendo: su combinación de fiabilidad, coste y sostenibilidad lo posiciona como un elemento fundamental para alcanzar los ambiciosos objetivos de transición energética de las próximas décadas.
Lejos de limitarse a sus contribuciones pasadas, Michel Armand continúa hoy, como Director Científico Honorífico de CIC energiGUNE, impulsando el avance de las tecnologías de almacenamiento energético. Desde su posición, no solo ofrece su conocimiento y visión estratégica, sino que sigue involucrado activamente en la orientación científica del centro, inspirando proyectos de investigación de vanguardia que persiguen nuevas generaciones de baterías más eficientes, seguras y sostenibles.
CIC energiGUNE, uno de los centros de investigación más reconocidos en Europa en materia de almacenamiento de energía, se beneficia enormemente del legado vivo de Armand. Su experiencia y su enfoque visionario son claves para identificar líneas de trabajo prioritarias, potenciar la transferencia de tecnología hacia la industria y consolidar alianzas estratégicas a nivel internacional.
El impacto de Michel Armand trasciende así su contribución histórica: su influencia activa fortalece el ecosistema de innovación que permitirá afrontar los nuevos desafíos de la transición energética. En un mundo donde la necesidad de soluciones energéticas asequibles, seguras y respetuosas con el medio ambiente es cada vez más urgente, contar con el impulso intelectual de figuras como Armand representa una ventaja inestimable.
Su legado, construido a partir de la investigación rigurosa, la pasión por el conocimiento y el compromiso con el progreso, sigue más vivo que nunca. Cada avance que se gesta en los laboratorios, cada proyecto que busca redefinir los límites de la tecnología de almacenamiento, bebe de esa herencia científica y humana que Michel Armand ha sabido forjar a lo largo de su carrera.
En definitiva, el camino del fosfato de litio y hierro desde el laboratorio hasta convertirse en pilar de la transición energética mundial no podría entenderse sin la contribución de Michel Armand. Y hoy, en su rol en CIC energiGUNE, sigue alimentando ese camino, asegurando que la innovación en almacenamiento energético continúe avanzando con la fuerza, la solidez y la visión que siempre han caracterizado su trabajo.
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