Las baterías de litio-ion son hoy en día mayoritarias para muchas aplicaciones y ya han transformado nuestra sociedad al hacer posible la revolución inalámbrica. Pero el desafío actual, con la industria del vehículo eléctrico en expansión, es enorme, ya que nuestra sociedad debe evolucionar hacia una completa descarbonización.
Desafortunadamente, las baterías de iones de litio no podrán satisfacer las crecientes demandas de densidad de energía y mejor vida útil por sí mismas, por lo que el sector de almacenamiento de energía está ya dando un paso adelante.
Nuevos términos, que al principio pueden resultar confusos, se encuentran cada vez más en la literatura científica y en los medios: post-Li-ion, post-Li, post-litio, “beyond-lithium”, “beyond-lithium-ion”, etc.
Estos son términos generales que cubren diferentes tecnologías: baterías de sodio-ion (iones de Na), zinc-ion (iones de Zn), metal-azufre (Na-S, Li-S), metal-aire (Na-aire, Li- aire), baterías de estado sólido, flujo redox, etc. Todas ellas difieren en los principales componentes y en su química redox, lo que resulta en desafíos, métricas y grados de madurez distintos.
Para comprender las principales diferencias entre todas las tecnologías emergentes de almacenamiento de energía electroquímica, aclararemos algunos términos y conceptos.
Auge de las tecnologías para baterías
Las baterías almacenan energía eléctrica a través de reacciones redox. Cuando la batería se descarga, las especies químicas en el electrodo negativo se oxidan, liberando electrones que proporcionan corriente eléctrica y son consumidas por las especies químicas en el electrodo positivo.
Por cada electrón que atraviesa el circuito externo, también se consume una cantidad equivalente de carga positiva, transportada en forma de iones, para equilibrar las cargas. En las baterías de iones de litio, los portadores de carga son cationes Li+, y estos se transportan entre los dos electrodos que deben poder acomodarlos en su estructura atómica (por ejemplo, NMC o LFP y grafito).
Las baterías de iones metálicos (iones de litio, iones de sodio, iones de potasio, iones de zinc, iones de magnesio, iones de calcio, iones de aluminio) difieren en el portador de carga. Cuanto mayor es la carga transportada por un ion, mayor es la capacidad específica resultante, pero más difícil resulta la migración de iones multivalentes en electrolitos y electrodos.
Por otro lado, si se usa directamente un ánodo metálico (en lugar de un material anfitrión capaz de acomodar los iones alcalinos), eliminaremos el "ion" del término genérico y hablaremos de una batería de metal (recargable). Por ejemplo, en una batería de litio, el litio metálico reemplaza al grafito, lo que da como resultado una capacidad mucho mayor pero también problemas de seguridad importantes que aún deben resolverse.
De hecho, los ánodos metálicos de Li se retiraron del mercado a finales de los años 80, pero actualmente se están realizando grandes esfuerzos de investigación para su posible regreso. Del mismo modo, podrían usarse otros portadores de carga, lo que llevaría a baterías de sodio, magnesio o calcio, por ejemplo.
Por lo tanto, las baterías posteriores a las de iones de litio (o post-Li-ion) incluyen todo tipo de tecnologías de almacenamiento emergentes que representen un paso adelante con respecto a las baterías de iones de litio actuales (incluidas las baterías de Li metal).
Por otro lado, las baterías posteriores a las de Li metal (o post-Li), necesariamente involucran un portador de carga diferente que no sea Li+.
En ambos casos (post-Li-ion o post-Li) existen diferentes conceptos.