Como responsable de mercado y clientes, Beatriz Corral analiza algunas de las claves del sector y tecnologías del almacenamiento térmico y su conversión de cara a aplicaciones industriales

1. ¿Por qué el almacenamiento térmico y su conversión es tan importante para la industria del futuro?

El almacenamiento térmico y su conversión son claves para la industria del futuro porque permiten gestionar de forma eficiente la energía térmica generada en procesos industriales y fuentes renovables, optimizando su uso y reduciendo el desperdicio. En un contexto donde la sostenibilidad y la descarbonización son objetivos prioritarios, contar con soluciones de almacenamiento térmico permite aprovechar mejor los recursos energéticos disponibles, asegurando estabilidad en el suministro, independientemente de la intermitencia de las fuentes renovables. Además, estas tecnologías facilitan la integración de procesos industriales más sostenibles y fomentan la economía circular mediante la recuperación y reutilización del calor residual generado en diversas actividades.

2. ¿Qué tendencias podemos esperar en el almacenamiento térmico para este año?

En 2025, el almacenamiento térmico se centrará en mejorar la eficiencia de los sistemas existentes y en ampliar su integración en distintos sectores industriales y renovables. Una de las principales tendencias será la recuperación de calor residual en procesos industriales, lo que permitirá reducir el consumo energético y mejorar la sostenibilidad de las operaciones.

Además, veremos un fuerte impulso en el desarrollo de materiales de cambio de fase (PCM) y sales fundidas para optimizar el almacenamiento de calor a distintas temperaturas, aumentando la capacidad de los sistemas y prolongando la duración del almacenamiento. También habrá avances en la integración de estos sistemas con fuentes renovables como la energía solar térmica, permitiendo una mayor estabilidad en el suministro energético.

Por otro lado, se esperan innovaciones en tecnologías de conversión de calor en electricidad, como los ciclos termodinámicos avanzados, que permitirán aprovechar de forma más eficiente el calor almacenado para generar energía eléctrica. Finalmente, la digitalización y monitorización de los sistemas de almacenamiento térmico será una tendencia clave, permitiendo optimizar su rendimiento y prever posibles fallos.

3. ¿Dónde están los grandes retos de estas tecnologías?

Los grandes retos del almacenamiento térmico están relacionados principalmente con la eficiencia de los materiales y la escalabilidad de las soluciones. Por un lado, los materiales utilizados en el almacenamiento térmico, como las sales fundidas o los materiales de cambio de fase, aún enfrentan desafíos en cuanto a estabilidad a largo plazo, corrosión y costes. Se necesita avanzar en el desarrollo de materiales más duraderos, económicos y con mayor capacidad de almacenamiento.

Por otro lado, la integración de estos sistemas en procesos industriales y redes energéticas sigue siendo un desafío. Muchos sectores industriales aún no han adoptado estas tecnologías de manera generalizada, y es necesario trabajar en modelos de negocio que demuestren su viabilidad económica y su retorno de inversión.

Otro reto importante es el desarrollo de sistemas de conversión de calor en electricidad que sean más eficientes y rentables. Aunque existen tecnologías prometedoras, como los ciclos termodinámicos avanzados, aún se requiere más investigación para mejorar su eficiencia y reducir los costes asociados.

Finalmente, está el reto de la regulación y los incentivos. Es necesario que las políticas públicas apoyen la adopción de estas tecnologías mediante incentivos económicos, normativas que fomenten su uso y proyectos piloto que permitan demostrar su efectividad en distintas aplicaciones.

4. ¿Se aprecia cada vez más una mayor conciencia de las empresas por este tipo de soluciones?

Sí, cada vez más empresas están mostrando un interés creciente por las soluciones de almacenamiento térmico. Esto se debe principalmente a la necesidad de mejorar la eficiencia energética, reducir sus emisiones de carbono y cumplir con las crecientes normativas medioambientales. Sectores industriales como el químico, el metalúrgico y el de la alimentación están comenzando a integrar tecnologías de almacenamiento térmico para optimizar sus procesos y aprovechar el calor residual.

Además, las empresas están viendo en estas tecnologías una oportunidad para reducir costes operativos a largo plazo. La posibilidad de recuperar y reutilizar el calor que de otro modo se perdería les permite no solo ser más sostenibles, sino también más competitivas en términos económicos. Al mismo tiempo, el auge de los compromisos de sostenibilidad y los objetivos de descarbonización están empujando a muchas compañías a buscar soluciones innovadoras que contribuyan a la transición energética.

5. Cómo puede ayudar un centro como CIC energiGUNE en estas tecnologias y soluciones?

Jugamos un papel clave en el desarrollo y la implementación de tecnologías de almacenamiento térmico mediante la investigación aplicada y el trabajo conjunto con la industria. Uno de nuestros principales aportes es la investigación en nuevos materiales que mejoren la eficiencia y la durabilidad de los sistemas de almacenamiento térmico, como materiales de cambio de fase avanzados o sales fundidas más estables y económicas.

Además, colaboramos en el diseño de soluciones personalizadas para diferentes sectores industriales, ajustando las tecnologías de almacenamiento térmico a las necesidades específicas de cada proceso. Esto incluye desde la recuperación de calor residual hasta la integración de sistemas de conversión de calor en electricidad, ayudando a las empresas a maximizar el uso de su energía y reducir su huella de carbono.

Otro aspecto fundamental es el trabajo de digitalización y monitorización que se lleva a cabo en el centro. Trabajamos en sistemas inteligentes que permiten optimizar el rendimiento de los sistemas de almacenamiento térmico en tiempo real, mejorando su eficiencia y prolongando su vida útil.

Finalmente, el centro actúa como un puente entre la ciencia y el mercado, facilitando la transferencia tecnológica y acelerando la adopción de soluciones innovadoras por parte de la industria. Esto se traduce en proyectos piloto que validan las tecnologías en entornos reales y demuestran su viabilidad económica, lo que es crucial para fomentar su implantación a gran escala.

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