A medida que la adopción de vehículos eléctricos se expande rápidamente, el mercado global de baterías, valorado en, aproximadamente, $127 mil millones en 2023, está experimentando un crecimiento explosivo​​. De hecho, se espera que este mercado continúe su expansión a una tasa compuesta anual (CAGR) del 15%, alcanzando un valor estimado de $450 mil millones para 2032.

El impulso detrás de esta expansión radica en la transición global hacia la movilidad sostenible. Los VE requieren baterías avanzadas que puedan proporcionar una mayor autonomía, tiempos de carga más rápidos y una vida útil más larga. Estas demandas están llevando a innovaciones continuas en la tecnología de baterías, incluyendo el desarrollo de baterías de estado sólido o mejoras en las baterías de iones de litio existentes.

Esta demanda creciente ha impulsado inversiones masivas. El papel de los inversores en este sector es crucial debido a que canalizan fondos y otros activos -como conocimientos o know-how- a las empresas del sector de las baterías, y se pueden dividir en dos grandes categorías: inversores estratégicos e inversores financieros.

Inversores estratégicos: los grandes interesados en acelerar la transición

En primer lugar, encontramos a los conocidos como “inversores estratégicos”, que incluyen a aquellas empresas y entidades que están más interesadas en el desarrollo y crecimiento del mercado, al ser, en la gran mayoría de los casos, los grandes beneficiados de implantar estas tecnologías en sus productos o servicios. El caso más claro, y también más importante, es el de las empresas productoras de vehículos, que buscan acelerar el desarrollo competitivo del coche eléctrico.

Estas inversiones son cruciales para estos fabricantes por varias razones. En primer lugar, porque asegurar un suministro estable y a largo plazo de baterías es esencial para cumplir con la creciente demanda de vehículos eléctricos (VE). En segundo lugar, porque invertir en tecnología de baterías permite a los fabricantes de automóviles mantenerse a la vanguardia de la innovación, mejorando la autonomía, la eficiencia y los tiempos de carga de sus vehículos. Además, estas inversiones ayudan a reducir los costes a largo plazo, ya que el desarrollo interno y las asociaciones estratégicas pueden ser más rentables que depender de proveedores externos.

En los últimos años, este tipo de inversiones e inversores son los que han copado las grandes operaciones de la industria. Existen numerosos ejemplos: BMW con Northvolt, Ford con Solid Power, Volkswagen con QuantumScape, Daimler con Farasis… Prácticamente no hay OEM sin participación en el capital o inversión de un productor de componentes o celdas de baterías. Y la previsión es que esta tendencia se mantenga en los próximos años, a medida que los fabricantes compiten por un mercado (el del vehículo eléctrico) basado en la innovación y el desarrollo acelerado de soluciones.

Inversores financieros: diferentes entidades en busca de la rentabilidad y el impacto más allá de la propia tecnología

Más allá de los inversores estratégicos vistos más arriba (y sus razones para invertir), encontramos también otra serie de entidades que están apostando por el impulso económico de esta industria por razones más allá del desarrollo de la tecnología y su posible uso en aplicaciones finales como el coche eléctrico u otras industrias.

En el caso de esta tipología, sus motivos de inversión, así como su propia naturaleza son variados y diversos. Por ello, podemos realizar una sub-agrupación en las diferentes categorías que conforman esta amalgama:

PRIVATE EQUITY

Este tipo de inversores están motivados por las altas expectativas de retorno en un mercado en rápido crecimiento, impulsado por la transición hacia la energía limpia y la electrificación del transporte. La demanda de vehículos eléctricos y la necesidad de almacenamiento eficiente de energía han creado un entorno fértil para las inversiones en las baterías. Los inversores financieros juegan un papel crucial en proporcionar el capital necesario para impulsar la innovación y la expansión en este sector.

Respecto a la inversión de private equity en el sector de almacenamiento en baterías, ha mostrado una evolución significativa en los últimos años. En 2023, se invirtieron cerca de $5.2 mil millones en 44 acuerdos, destacando el interés continuo en este sector. En 2022, el valor total de los acuerdos alcanzó un pico de $11.2 mil millones a través de 80 transacciones, aunque 2018 tuvo el mayor valor total debido a la adquisición de Clarios por $13.2 mil millones. Esta tendencia refleja el creciente reconocimiento del potencial de crecimiento y las oportunidades lucrativas en la industria de las baterías.

Aquí se incluyen inversores como Brookfield Business Partners, Caisse de dépôt, KKR o BlackRock, el principal gestor de inversiones del mundo.

VENTURE CAPITAL

La inversión de capital de riesgo (venture capital, VC) en el sector de baterías ha sido particularmente dinámica en los últimos años. En 2023, a pesar de un entorno de inversión más cauteloso, el capital de riesgo siguió desempeñando un papel clave en el financiamiento de empresas innovadoras en el ámbito de las baterías.

El venture capital es un tipo de entidad o figura centrada particularmente en invertir en las fases iniciales y de crecimiento de las empresas de baterías. Durante la fase inicial (seed y early-stage), el capital de riesgo proporciona los recursos necesarios para la investigación y el desarrollo, ayudando a las startups a desarrollar prototipos y a llevar sus productos al mercado. En las fases de crecimiento (late-stage), el VC financia la expansión de la producción y la comercialización a gran escala, permitiendo a las empresas consolidar su posición en el mercado y escalar sus operaciones​ ​. Este apoyo es crucial para que las startups puedan competir en un mercado altamente competitivo y tecnológicamente avanzado como el de las baterías.

INSTITUCIONES PÚBLICAS

Las instituciones públicas, como gobiernos y agencias estatales, juegan un papel crucial en la financiación de empresas de baterías. Estas instituciones invierten en la industria de las baterías para impulsar la tecnología local, fomentar la innovación y asegurar la independencia energética. Además, buscan promover la sostenibilidad ambiental y cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de carbono. En muchos casos, las inversiones públicas también pueden ayudar a crear empleos y fortalecer la economía local a través del desarrollo de nuevas tecnologías y manufactura avanzada.

En este caso, sobre todo grandes instituciones públicas de EEUU y Europa han participado con diferentes mecanismos de inversión a fin de tratar de acelerar el desarrollo industrial en sus territorios y recortar distancias con los países asiáticos. Así encontramos apuestas como las realizadas por el Departamento de Energía de Estados Unidos (o las realizadas tanto por gobiernos comunitarios como la propia UE en proyectos de tecnología europea.

FONDOS DE PENSIONES

Más allá de las figuras mencionadas anteriormente, otro tipo de inversor que está tomando protagonismo son los fondos de pensiones. Estas entidades son grandes inversores que manejan el dinero destinado a las jubilaciones de los empleados. Estos fondos buscan inversiones que proporcionen rendimientos estables y a largo plazo, lo que hace que las empresas de baterías sean atractivas debido al crecimiento esperado en la demanda de vehículos eléctricos y almacenamiento de energía. Además, invertir en tecnologías sostenibles y limpias puede alinearse con las políticas de inversión responsable que muchos fondos de pensiones están adoptando.

Estas inversiones por parte de instituciones públicas y fondos de pensiones no solo proporcionan el capital necesario para el desarrollo y la expansión de tecnologías de baterías avanzadas, sino que también destacan el compromiso con la sostenibilidad y la innovación en la transición hacia una economía más limpia y eficiente.

Un volumen de inversión y participación que se espera que siga creciendo

Como se puede ver, la industria de las baterías está experimentando un crecimiento sin precedentes, impulsado por la transición global hacia la movilidad eléctrica y sostenible. Los inversores estratégicos, como los fabricantes de vehículos, están destinando enormes sumas para asegurar un suministro confiable de baterías avanzadas, mejorando así la autonomía, eficiencia y tiempos de carga de sus productos. Estas inversiones no solo garantizan la competitividad de las empresas automotrices en un mercado en constante evolución, sino que también aceleran la innovación tecnológica necesaria para cumplir con las crecientes demandas de los consumidores.

Por otro lado, los inversores financieros, incluyendo private equity, venture capital, instituciones públicas y fondos de pensiones, están desempeñando un papel vital al proporcionar el capital necesario para el desarrollo y la expansión de la infraestructura de baterías. Su participación no solo fomenta la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, sino que también asegura la escalabilidad y sostenibilidad de la producción de baterías a nivel global.

En conjunto, estos actores están conformando un ecosistema robusto y dinámico que es esencial para la apuesta y desarrollo hacia un futuro energético más limpio y eficiente basado en tecnologías como las baterías.

Autor: Aitor Muñozguren, Consultor estratégico en CIC energiGUNE

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