Daniel Bielsa, Key Account Manager en el área de desarrollo de negocio de CIC energiGUNE, analiza cómo el almacenamiento térmico se ha convertido en una pieza clave de la transición energética. En esta entrevista explica el papel de tres líneas estratégicas —ETES para descarbonizar el calor industrial, ciclos termoquímicos para producir hidrógeno verde y PCMs flexibles para una gestión térmica más eficiente— que sitúan al centro como referente en innovación energética aplicada a la industria.

1º ¿Por qué el almacenamiento térmico se está convirtiendo en un eje central en la transición energética?

El almacenamiento térmico es fundamental porque el calor representa la mitad del consumo energético global y sigue dependiendo, en gran parte, de combustibles fósiles. Disponer de tecnologías que permitan almacenar y gestionar energía en forma de calor nos da la oportunidad de electrificar procesos industriales, aprovechar mejor las renovables y reducir emisiones en sectores que hoy en día son difíciles de descarbonizar. Hoy en dia existen ya soluciones comerciales que son capaces de almacenar gran cantidades de calor en un rango alto de temperatura, de manera muy eficiente, y no son ni costosas, ni voluminosas.

Una de las líneas clave es el desarrollo de ETES para descarbonizar el calor industrial. ¿Qué papel pueden jugar en este proceso?

Los ETES (Electrothermal Energy Storage) convierten electricidad renovable en calor de forma controlada y lo almacenan para entregarlo bajo demanda. Esta tecnología es muy prometedora porque permite sustituir calderas y hornos alimentados por gas en industrias como la química, el acero o el cemento. Además, ofrecen flexibilidad: pueden absorber electricidad barata en momentos de excedente renovable y devolverla como calor cuando es necesario. Los retos tecnológicos a los que se enfrenta esta tecnología en el corto plazo están asociados con la necesidad de reducir el CAPEX, dado que en muchos mercados el precio de la electricidad es superior al de los combustibles fosiles. Sin embargo, el mayor reto es a nivel regulatorio global, donde han de ser reconocidos como un activo estratégico para la transición energética, recibiendo el apoyo necesario del mercado regulatorio y activando los mecanismos que faciliten su integracion.

3º CIC energiGUNE también investiga ciclos termoquímicos para producir hidrógeno verde. ¿Qué ventajas aportan frente a otras rutas?

La reaccion termoquímica para disociacion del agua nos permite generar hidrógeno utilizando calor solar concentrado o calor residual industrial en lugar de electricidad. Esto abre la posibilidad de producir hidrógeno renovable a bajo coste, sin sobrecargar la red eléctrica. Es una tecnología aún en desarrollo, pero con mucho potencial, porque combina eficiencia con una integración natural en procesos industriales que ya manejan altas temperaturas. A largo plazo, podría convertirse en una de las vías más competitivas para generar hidrógeno verde a gran escala.

4º Pasando a otro eje, ¿qué aportan los PCMs flexibles en la gestión térmica?

Los materiales de cambio de fase (PCMs) son muy útiles porque almacenan y liberan calor a temperatura casi constante, lo que los hace ideales para aplicaciones de gestión térmica, donde es importante mantener a los dispositivos en una franja de temperatura limitada, como los alimentos, las baterías o los moviles. La innovación ahora está en desarrollar PCMs más flexibles y adaptables, que puedan integrarse en diferentes configuraciones y responder a demandas de sectores como la alimentación, la farmacéutica o incluso la electrónica. Este tipo de soluciones abre la puerta a un almacenamiento compacto, ligero y con una integración mucho más versátil.

5º ¿Cómo conecta todo esto con la misión de CIC energiGUNE?

En CIC energiGUNE trabajamos para cubrir toda la cadena de valor del almacenamiento térmico, desde la investigación fundamental en materiales hasta la transferencia al sector industrial. Nuestro papel es identificar tecnologías con potencial real, madurarlas en colaboración con empresas y acelerar su llegada al mercado. Con ETES, PCMs y ciclos termoquímicos estamos cubriendo tres ejes que creemos serán clave en la transición energética: descarbonizar el calor, producir hidrógeno renovable de bajo coste y gestionar la energía térmica de forma más eficiente.

6º ¿Qué barreras quedan por superar para que estas tecnologías se consoliden?

Cada una tiene sus propios retos: en ETES hablamos de costes y apoyo regulatorio; en los ciclos termoquímicos, de estabilidad de materiales y escalado; y en PCMs, de ampliar el rango de temperaturas y mejorar su durabilidad. Pero lo más importante es generar confianza en el mercado: demostrar que funcionan de manera fiable, que son competitivas y que pueden integrarse en procesos reales. Ese es el salto que estamos impulsando desde el centro.

7º  ¿Qué mensaje lanzarías a la industria sobre el almacenamiento térmico y su papel en el futuro energético?

Que lo vean no como una opción secundaria, sino como una herramienta estratégica. El almacenamiento térmico ofrece soluciones a corto, medio y largo plazo para reducir emisiones, abaratar costes y dar flexibilidad a procesos productivos. En un contexto donde la energía será cada vez más renovable y descentralizada, disponer de tecnologías que gestionen y aprovechen el calor de forma inteligente marcará la diferencia.

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