En definitiva, una mezcla de conocimientos que convertirán a estos perfiles en profesionales más dinámicos y polivalentes, de lo que podrá beneficiarse ya no solo la industria directamente asociada a la transición energética y su desarrollo; sino que también, el tejido local y regional que verá una mayor cualificación de la oferta de empleo disponible.
Entre otras cosas, esta mayor capacitación se deberá a otro de los grandes impactos que se espera que la transición energética pueda acarrear para su entorno. En concreto, hablamos de la digitalización y evolución tecnológica que se estima que pueda acelerar el desarrollo de aquellos sectores vinculados a la transición energética, los cuales se prevé que puedan ser una de las puntas de lanza en la implementación de nuevos modelos basados en la llamada “Industria 4.0”.
No en vano, el desarrollo de nuevas tecnologías y vectores energéticos como las ya mencionadas baterías, el hidrógeno, las soluciones térmicas… están desde sus primeros pasos beneficiándose del uso de soluciones de analítica, robótica, inteligencia artificial o el Internet de las Cosas. Todas ellas, plataformas y herramientas que suponen un “salto cualitativo” respecto al modo de hacer las cosas hasta ahora. De ahí que el despliegue de los sectores vinculados a la transición energética suponga, por sí mismo, contribuir al empuje y expansión de estos nuevos enfoques al tejido industrial donde se desarrollen.
OTROS EFECTOS EN EL DÍA A DÍA DE LOS CIUDADANOS
Hasta ahora, hemos enumerado los impactos económico – industriales esperados gracias a la transición energética. Sin embargo, el valor estratégico de esta apuesta va más allá de estos beneficios, lo que refuerza su posicionamiento dentro de las hojas de ruta de los diferentes países y regiones.
Uno de sus impactos más claros está en la propia salud de la humanidad. Según la Organización Mundial de la Salud, de seguir como hasta ahora, el calentamiento global causará más de 250.000 muertes al año entre 2030 y 2050, debido a efectos como la subida de las temperaturas, los climas extremos o la existencia de contaminantes en la atmósfera y en vectores infecciosos (como alimentos o agua). De ahí la importancia crítica de frenar este calentamiento a través de enfoques como el de la transición energética, que busca sino evitar, sí reducir al máximo este calentamiento y sus posibles efectos.
Igualmente, otros de los beneficios esperados están asociado a variables sociales y demográficas. Por ejemplo, el impulso de la eficiencia energética en hogares se espera que ayude especialmente a aquellos con menor renta, gracias al ahorro que puede suponer en términos proporcionales en electricidad y calefacción. En este sentido, estudios como el incluido en el ya referido PNIEC (a partir de datos del Basque Centre for Climate Change) confirman este potencial beneficio.
Además, hay que tener en cuenta que la matriz energética prevista con esta transición de modelo exigirá el desarrollo de infraestructuras y proyectos en diferentes ubicaciones que en muchos casos están alejadas de grandes núcleos urbanos. Esta situación supone una oportunidad para dar respuesta al reto demográfico al que se enfrentan muchos Estados y regiones, al desarrollar nuevas fuentes de actividad e ingresos en zonas con un mayor índice de despoblación.
Estos son solo algunos de los grandes beneficios que se espera que pueda acarrear consigo la transición energética en el futuro. De ahí que su protagonismo vaya más allá de la tan deseada sostenibilidad y reducción de la huella medioambiental, situándose como un hito indispensable a alcanzar por todos aquellos gobiernos y agentes que quieren seguir liderando el mundo del mañana. Por ello también, la “competencia” que en muchos casos está comenzando a producirse entre países o empresas dentro de esta carrera a través de grandes anuncios y planes de inversión.
Si quieres saber más sobre cómo desde CIC energiGUNE buscamos contribuir a esta transición, te invitamos a bucear en nuestra web, donde podrás encontrar detalle de nuestra actividad, así como formas de colaborar con nosotros en lograr nuestro objetivo: conseguir que la sostenibilidad sea una realidad. Con ello, contribuiremos también al resto de beneficios esperados para un mejor futuro.