Por supuesto, este crecimiento también tiene su impacto en términos económicos. Aunque no existe unanimidad, diversas fuentes se atreven a cuantificar el valor de mercado de esta tecnología por encima de los 1.000 millones de euros en 2030, gracias a tasas de crecimiento anuales compuestas (CAGR) por encima del 10% hasta el año 2030.
Más allá de estas cuantificaciones, todavía es pronto dado el estado emergente de la tecnología para hacer previsiones más allá del final de esta década. La evolución y desarrollos de los próximos años marcarán el futuro de este tipo de baterías, si bien es cierto que, visto el estado del arte actual y sus previsiones a medio plazo, no parece descabellado pensar en un crecimiento exponencial del uso, demanda y valor de esta alternativa en la próxima década.
Estas perspectivas se basan en el encaje que estas baterías, por sus propiedades, pueden tener en un amplio rango de aplicaciones. Por un lado, desde el inicio de su desarrollo, se ha apreciado su potencial para su uso en aplicaciones estacionarias gracias a su coste, eficiencia, estabilidad y seguridad; así como también en ciertas aplicaciones de electrónica de consumo. Pero es que, además, en los últimos meses diferentes fabricantes están considerando esta solución como una alternativa real para aplicaciones hasta ahora no contempladas, como la movilidad eléctrica. Todo ello debido a los avances que se están produciendo en relación a la densidad energética de este tipo de dispositivos (habiendo ya soluciones con una densidad de 200 Wh / kg, lo que supone alcanzar autonomías de 500 kilómetros para un vehículo eléctrico medio).
¿QUÉ PLAYERS DESTACAN AHORA MISMO EN EL DESARROLLO DE BATERÍAS DE SODIO?
Como mencionábamos anteriormente, la razón de todas estas perspectivas radica en el interés que cada vez más despierta en la industria las baterías de sodio. Esto ha provocado que a algunas de las start-ups que ya estaban trabajando desde hace años en la evolución de esta tecnología se les haya unido en los últimos meses el desarrollo y apuesta de grandes fabricantes que quieren dominar también este mercado.
Sobre todo, en los últimos tiempos la compañía que más titulares está captando es CATL, el mayor fabricante de baterías del mundo. Desde el lanzamiento de su primera generación de baterías de sodio en 2021, el gigante chino ha trabajado en una evolución tecnológica que les ha situado como líderes del estado del arte actualmente, previendo el lanzamiento pronto de la anteriormente mencionada batería de sodio con 200 Wh / kg. Tal es la magnitud de este avance que también china BYD (el mayor fabricante de coches eléctricos en 2023) ya está trabajando con su compatriota en el lanzamiento de los primeros modelos de automóvil propulsados por baterías de sodio.
Cabe indicar que CATL no es la única empresa china en la vanguardia de esta tecnología. La compañía HiNa Battery (respaldada entre otros por el propio Gobierno de China) lleva años siendo uno de los principales agentes del sector, contando desde 2022 con su propia línea de producción de 1 GWh de capacidad y colaborando también con fabricantes de coches eléctricos en la introducción de su tecnología en sus modelos.
Ante estos avances, otras grandes fabricantes también han comenzado a diversificar su portfolio de tecnologías. Más allá de las empresas asiáticas, el cierre del pasado 2023 estuvo también marcado por los avances que en este sentido hizo Northvolt, una de las grandes empresas europeas de fabricación de baterías. A finales de noviembre, la compañía anuncio la colaboración con la también sueca Altris para el lanzamiento de su primera generación de dispositivos de Na, cin una densidad energética de 160 Wh / kg.
Cabe resaltar que, en los últimos años, Altris ha sido una de las grandes pioneras de la industria en lo que se refiere a startups. Junto a otras empresas europeas como la británica Faradion (primera compañía en comercializar baterías de sodio) o la francesa Tiamat (spin-off del prestigioso CNRS francés), han liderado la carrera por esta tecnológica hasta la entrada reciente de los mencionados grandes fabricantes. A ellas se les une Natron Energy, compañía norteamericana que ha comenzado la fabricación a gran escala de su tecnología con un importante nicho de mercado en el sector de data centers y aplicaciones para la industria de las telecomunicaciones.
Más allá de los avances industriales, y debido al estado incipiente de esta tecnología, la actividad científica también cobra un alto protagonismo en el desarrollo de las baterías de sodio. En este sentido, universidades y centros de investigación como el MIT, el Instituto Hemholtz, el mencionado CNRS o el propio CIC energiGUNE (entre otros) trabajan por el desarrollo de nuevos enfoques que impulsen aún más si cabe esta prometedora alternativa.
Esta proliferación de agentes, unido a las perspectivas detalladas anteriormente, hace que el 2024 se presente como un año de gran protagonismo para las baterías de sodio. El potencial de esta tecnología promete revolucionar e impulsar aún más si cabe la industria del almacenamiento electroquímico, pudiendo acelerar con ello la tan ansiada electrificación y transición energética de diversas industrias y aplicaciones.