Como ya explicamos desde CIC energiGUNE en nuestro anterior post, Europa y gran parte de sus Estados miembros están apostando de manera clara por el desarrollo de la industria asociada a la fabricación de baterías eléctricas, la cual es clave para lograr los objetivos de transición energética fijados para los próximos años.

En este contexto, España ha sido uno de los países europeos que menos ha avanzado en esta línea durante los últimos años. Sin embargo, el impacto que esta industria puede tener en el país y su recuperación económica está haciendo que España acelere para recobrar el tiempo perdido.

Con un 10% de su PIB nacional y el 18% de las exportaciones asociados a la industria del automóvil, España quiere unirse al resto de países europeos en términos de desarrollo de este tipo de iniciativas, claves para mantener una posición de liderazgo dentro del sector del automóvil.

Se espera que aproximadamente para 2030 la demanda anual de baterías sólo en España se acerque a los 75 GWh, lo que supondría la necesidad de contar con 2-3 gigafactorías en el país para ese año según distintas estimaciones.

Así, tanto el Gobierno central como los Gobiernos autónomicos ya han comenzado a trabajar en el lanzamiento de sus primeras iniciativas asociadas a esta industria, estando todas ellas todavía en un estado embrionario si las comparamos con las anunciadas en otros países vecinos europeos.

En este momento, hasta diez autonomías están impulsando iniciativas, alianzas y consorcios público-privados orientados a la atracción de inversión y financiación para el lanzamiento de este tipo de proyectos de fabricación de baterías.

A pesar de los anuncios realizados hasta la fecha, parece que ningún proyecto es definitivo, ya que en muchos casos su viabilidad final depende de los Fondos Europeos que permitirán impulsar economicamente este tipo de proyectos estratégicos.

De hecho, todavía en algunos casos está pendiente de concretar el contenido de estas iniciativas, que podrían incluir únicamente la fabricación de las celdas de baterías (como en el caso del proyecto Basquevolt), encargarse exclusivamente de ensamblar éstas en “battery packs”o bien realizar ambas actividades. Incluso algunos proyectos contemplan, dentro de su actividad, dar una segunda vida a las celdas y baterías ya usadas, con el objetivo de impulsar la economía circular asociada a la industria.

Entre los casos que planean fabricar la cadena de valor completa de la batería destaca el proyecto Battchain sobre otros proyectos similares. Este proyecto apuesta por el despliegue de tecnología 100% europea, a diferencia de algunos otros proyectos de cadena de valor completa donde la tecnología de celda -aunque fabricada en España- quedaría en manos de capital asiatico.

Lucha autonómica por albergar una gigafactoría

Como puede observarse, en este momento el número de iniciativas que están trabajando en su desarrollo y lanzamiento supera las 2-3 fábricas que, según las estimaciones, necesita España en 2030. Esto se debe al carácter estratégico e impacto socio-económico que este tipo de proyectos puede tener para las diferentes Comunidades Autónomas en las que se ubiquen estas gigafactorías, lo que está provocando una carrera y competición entre distintas zonas de España por ser quienes acojan finalmente estos proyectos.

No en vano, a la alta inversión necesaria para la puesta en marcha de estos proyectos le acompaña el alto impacto que puede tener en términos de empleo, pudiendo generar miles de trabajos entre directos e indirectos. Por ello, muchas Comunidades Autónomas ya han anunciado su intención de acoger estas fábricas, priorizándolos, en muchos casos, dentro de sus planes de recuperación económica y ayudas asociados a los Fondos de Recuperación Europeos.

Pero no sólo las Comunidades Autónomas o el Gobierno central están interesados en el lanzamiento de estas iniciativas. Grandes empresas privadas y entidades asociadas al sector buscan participar también en estos proyectos, claves en sus hojas de ruta y objetivos de crecimiento futuro. Por ello, muchas de ellas forman parte de los consorcios y alianzas que están detrás de la puesta en marcha de estos proyectos:

Muchas de estas organizaciones, de hecho, están ya presentes en inversiones y desarrollos sinérgicos con el de las baterías, dentro de la cadena de valor del hidrógeno y la producción de electrolizadores. Por ejemplo, Iberdrola e Ingeteam lideran el proyecto Iberlyzer, que junto a la recién anunciada empresa de electrolizadores desarrollada por Repsol y Sener, persiguen el lanzamiento de la industria de electrolizadores en España.

Distintos factores clave para decidir la ubicación final

A la hora de determinar la ubicación definitiva de las gigafactorías necesarias en el futuro, distintas variables pueden hacer que la decisión final se decante por una u otra alternativa. A pesar de que el apoyo institucional, político y empresarial es imprescindible para garantizar la viabilidad de estos proyectos, otros factores geográficos y logísticos jugarán un papel clave en esta competición.

En primer lugar está la cercanía geográfica de los proyectos con otras etapas clave de la cadena de valor, como, por ejemplo, la extracción del litio o, por supuesto, las fábricas de los OEMS. Atendiendo al primer criterio, ubicaciones como Extremadura ganan enteros gracias a las minas existentes en su territorio.

Sin embargo, parece que el segundo criterio puede ser el más crítico en este sentido, ya que diferentes OEMs como por ejemplo Seat o Renault han reiterado la importancia de que las fábricas que les proveean de battery packs se encuentren cerca de sus líneas de producción de cara a plantearse comenzar a producir vehículos eléctricos en ellas.

En este caso, ubicaciones como País Vasco, Navarra, Castilla y León o Aragón tendrían cierta ventaja gracias a acoger en su territorio plantas de producción y encontrarse en un radio próximo a las situadas en Comunidades vecinas. Además, contar con otras facilidades logísticas como las infraestructuras ferroviarias puede ser un elemento adicional que decante la balanza en una u otra dirección.

En definitiva, se avecinan unos meses de “batalla” autonómica donde los diferentes proyectos buscarán incorporar nuevos socios e inversiones que les permitan ganar atractivo e impacto en sus regiones. En cualquier caso,  la industria del automóvil estatal es la gran ganadora, debido a la importancia y necesidad estratégica de contar con este tipo de plantas en el país de cara a afrontar los nuevos retos que se esperan en el sector para los próximos años.

De esta manera, y a pesar del incipiente estado de las iniciativas, se espera que España aporte 2-3 gigafactorías al mapa europeo previsto (cifra que puede variar según la capacidad y actividad final de estas plantas). Así, considerando los proyectos estatales con mayor grado de avance según los anuncios realizados, este mapa comunitario podría completarse de la siguiente manera:

En la próxima entrega de esta serie sobre gigafactorías pondremos el foco en el consorcio de Battchain, iniciativa que, como ya se ha comentado, busca cubrir toda la cadena de valor asociada a las baterías eléctricas y que incluye el proyecto de gigafactoría Basquevolt.

 

Autores:

Nuria Gisbert, Directora General de CIC energiGUNE; Miembro de la Comisión Experta del Parlamento vasco sobre el Pacto Vasco de la energía, miembro del comité científico asesor del Vitoria-Gasteiz Green Deal y miembro del Comité Científico Asesor del Consejo Vasco de Ciencia, Tecnología e Innovación del País Vasco.

En colaboración con:

Iñigo Careaga: Analista de negocio de BCARE

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