Actualmente es editor europeo de la revista Solid State Ionics y es cofundador de la exitosa empresa CeresPower Ltd., una de las más importantes del mundo.
Es asesor científico de CIC energiGUNE en estrategia de materiales y en el campo de investigación de electrolitos cerámicos.
Ha estado involucrado en la investigación de cerámicas eléctricas avanzadas durante 30 años y ha publicado más de 400 artículos en este y otros campos relacionados con la ciencia de los materiales. Es, además, titular de varias patentes relacionadas con pilas de combustible y dispositivos de separación de gas.
1. ¿Cómo ve el futuro de las baterías de estado sólido para automóviles?
En mi opinión, las baterías de estado sólido son esenciales para el desarrollo de un sistema de almacenamiento de energía eléctrica seguro y de alto rendimiento que favorezca el despliegue a gran escala de vehículos eléctricos. Dado que los vehículos eléctricos ya están disponibles, pero tienen algunas limitaciones que deben abordarse antes de que se produzca un despliegue masivo.
Como es habitual en una tecnología como ésta, es esencial que el nuevo sistema supere a lo que está actualmente disponible, para ganar cuota de mercado. Y en esto, la batería de estado sólido destaca en dos aspectos.
La primera es la capacidad de utilizar litio metálico para el ánodo de la batería para lograr una alta densidad de energía, y por tanto, una mayor autonomía en el vehículo eléctrico. Esto es así, porque el litio es muy corrosivo y requiere de un material químicamente inerte para su uso como electrolito, que tiene que estar en contacto firme con el ánodo metálico. De esta manera, los materiales cerámicos se convierten en idóneos dado que son muy resistentes a los procesos de corrosión.
El segundo aspecto es la seguridad. La actual tecnología de iones de litio emplean un electrolito líquido o gel que es inflamable y tóxico. Por lo que pueden surgir problemas con las baterías como el sobrecalentamiento y los incendios que se han producido en los coches eléctricos o en el avión Boeing 777 (de ahí la prohibición actual de las baterías de litio en el equipaje de la bodega de un avión). Este sobrecalentamiento puede ocurrir cuando la batería se cortocircuita internamente por accidente o por un fallo interno, y las altas temperaturas generadas pueden provocar un incendio.
Las baterías de estado sólido son mucho más robustas contra tales daños accidentales y, además, el propio electrolito no es inflamable, a diferencia de los electrolitos líquidos. Esto hace que la batería de estado sólido sea una perspectiva muy atractiva para las futuras baterías de los vehículos eléctricos.
2. ¿Cuándo llegarán al mercado las baterías de estado sólido para el vehículo eléctrico?
Es difícil de predecir porque depende de cuestiones que son multifactoriales.
La investigación y el desarrollo para que estas baterías proporcionen prototipos viables sólo llevará unos pocos años más, quizás de 3 a 5, pero esta es una previsión inexacta, ya que podría producirse un gran avance en cualquier momento.
La fabricación y el despliegue a gran escala dependerán de la rápida transferencia de tecnología, lo que no debería ser un problema si los gobiernos dan el impulso suficiente. De hecho, el objetivo actual de descarbonizar el mercado energético en un plazo lo suficientemente corto (2050) como para afectar al cambio climático, requerirá de fuertes incentivos para proporcionar alternativas a los motores de combustión y adoptar alternativas eléctricas.