Sin embargo, aún quedan por resolver retos tanto científicos como tecnológicos para hacer que los ciclos termoquímicos sean competitivos.
La investigación llevada a cabo en CIC energiGUNE pretende desarrollar módulos de producción de hidrógeno descentralizados para integrarlos, por ejemplo, en entornos industriales con el calor residual como fuente de calor.
Pero empecemos por lo básico.
La división termoquímica del agua: ¿antigua pero valiosa?
La termólisis del agua es como la electrólisis del agua, pero utilizando calor en lugar de electricidad.
Todos sabemos que la fórmula química del agua es H2O, ¿verdad? Pues bien, en principio, si simplemente calentamos lo suficiente, podemos dividir el agua en hidrógeno (H2) y oxígeno (O2). Sin embargo, esta termólisis directa del agua requiere temperaturas superiores a 2500ºC, lo que la hace inadecuada para las aplicaciones de la vida real.
Este problema principal se resuelve utilizando un cierto número de reacciones químicas para dividir la descomposición del agua en más pasos. Los reactivos se regeneran en un bucle cerrado mientras que la reacción química global sigue siendo la de la termólisis directa del agua. El resultado es lo que comúnmente se denomina ciclo termoquímico de división del agua (TWSC). Gracias a los TWSC, la temperatura de funcionamiento disminuye y el hidrógeno y el oxígeno se producen en pasos diferentes, lo que elimina la necesidad de separar los gases a alta temperatura y reduce el riesgo de accidentes.
Este truco no es nada nuevo.
La idea de los TWSC se remonta a 1966. El interés por esta tecnología aumentó en los años 70 y 80 debido a la crisis del petróleo. En esa época, se propuso una gran cantidad de TWSC con la idea principal de producir hidrógeno a partir de la energía nuclear.
Desde su concepción, los TWSC se han considerado la alternativa natural a la electrólisis del agua para la producción de H2 a gran escala. Una de las principales ventajas que presentan los TWSC es que no tienen catalizador y no dependen de elementos caros y raros.
La investigación sobre los TWSC se disparó a principios del siglo XXI, cuando la conciencia del cambio climático creció rápidamente entre la comunidad científica. En la actualidad, los avances tecnológicos logrados en los colectores y concentradores de energía solar hacen que el acoplamiento de los TWSC con la energía solar concentrada sea especialmente interesante para la producción de hidrógeno verde. Además, la utilización del calor residual tiene un gran potencial para la producción descentralizada de hidrógeno en las proximidades de industrias o centrales eléctricas. La creación de módulos TWSCs podría ayudar a disminuir la huella global de CO2 del proceso industrial y encontrar aplicación en las redes inteligentes, junto con electrolizadores y unidades de almacenamiento de energía térmica (TES).