Al igual que ocurre con la industria del almacenamiento de energía y las baterías, Euskadi está asentándose como una de las regiones líderes en el mundo por su apuesta por la nueva industria del hidrógeno verde.

Principalmente gracias al desarrollo tanto de diferentes estrategias institucionales e industriales como la inversión que distintas compañías y entidades asentadas en el territorio están realizando por este nuevo vector energético.

A todo ello hay que añadir las capacidades científico-tecnológicas de la región, que le permiten complementar este ecosistema de alto potencial tanto para el sector energético del territorio como para su economía y empleo.

Tal y como hemos mencionado en anteriores ocasiones en nuestro blog (y según datos del Cluster de la Energía de Euskadi) el sector energético supone actualmente en el País Vasco una facturación anual total de alrededor de 55 millones de euros (de los cuales, aproximadamente el 25% están asociados a la actividad directa en Euskadi). Estas cifras suponen la creación de casi 91.000 empleos en todo el mundo y alrededor de 24.000 en la región, lo que posiciona a la industria como uno de los sectores y motores clave del territorio.

De ahí la importancia que tanto desde el Gobierno autonómico como de las propias empresas se está dando a la transición hacia estas nuevas tecnologías, que aspiran a ser una de las grandes protagonistas del futuro energético de cualquier país. 

APUESTA INSTITUCIONAL

El camino que está abriéndose Euskadi dentro de esta industria viene impulsado en primera instancia por las propias instituciones vascas. En 2021, el Ente Vasco de la Energía (EVE) presentó la “Estrategia Vasca del Hidrógeno”: una ambiciosa hoja de ruta hasta el año 2030 que busca marcar las grandes líneas de actuación y metas a lograr la industria vasca en torno al hidrógeno verde para finales de esta década.

Sobre todo, este plan fija las condiciones para desarrollar una cadena de valor competitiva local aprovechando el tejido industrial ya existente en el territorio, poniendo el foco en cuatro grandes directrices:

  • Crear un mercado local, robusto y sostenible basado en la producción de hidrógeno renovable y bajo en carbono.
  • Convertir al hidrógeno en una herramienta para la descarbonización de la industria local.
  • Desplegar una infraestructura de almacenamiento, transporte y distribución que dé soporte al desarrollo del mercado local.
  • Estimular la formación, el I+D y el desarrollo industrial de la región para ser un hub de referencia y exportador tecnológico.

Así, este documento fija diferentes objetivos cuantitativos en términos tanto de producción como de usos finales (en industria, edificios o transporte y movilidad) que buscan acelerar la transición energética en Euskadi a partir de las posibilidades que ofrece el hidrógeno.

Todo ello enmarcado y alineado con otras estrategias y documentos marco fijados por las instituciones públicas de cara a impulsar el nuevo futuro energético del territorio. Aquí se incluyen planes como la Estrategia Energética de Euskadi 2030, la Estrategia RIS3 de Especialización Inteligence, el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación Euskadi 2030 o la Estrategia Energibasque. Esta última va totalmente alineada con la referida Estrategia Vasca del Hidrógeno, al ser introducirse a través de esta la tecnología del H2 como un área estratégica para el futuro energético e industrial de Euskadi.

PROYECTOS DESTACADOS IMPULSADOS POR GRANDES EMPRESAS

Más allá de apoyo institucional descrito, otro factor clave para entender el desarrollo de Euskadi en torno a la economía del hidrógeno es la apuesta en marcha de diferentes proyectos en los que participan las grandes empresas asentadas en la región asociadas al sector energético.

De todos los proyectos en curso, el más destacado es el llamado “Corredor Vasco del Hidrógeno”, del que CIC energiGUNE es parte junto a otros grandes agentes industriales y regionales.

Esta iniciativa, elegida “Valle del Hidrógeno del año en Europa” el pasado 2022, agrupa a 70 entidades asociadas a todas o algunas de las actividades clave de la cadena de valor del H2. A través de esta colaboración, se busca crear en Euskadi un ecosistema industrial de referencia que permita avanzar en la descarbonización y en el liderazgo de Euskadi en estas tecnologías.

Su ambición puede medirse en algunos de sus impactos esperados: solo hasta 2026 se espera que suponga más de 1.300 millones de euros en inversión, generando 1.340 puestos de trabajo directos y 6.700 indirectos. Todo ello a fin de producir más de 20.000 toneladas anuales de hidrógeno renovable.

Esta macro iniciativa se compone actualmente de 46 proyectos agrupados en 5 verticales: (i) Producción con 10 iniciativas; (ii) Transporte y Distribución con 7 proyectos; (iii) Uso en Industria con 6 proyectos; (iv) Uso en Movilidad con 15 iniciativas en total; y (v) un bloque transversal con proyectos que buscan contribuir a toda la cadena de valor.

En ellos participan grandes empresas y entidades vascas que están apostando por la descarbonización de su actividad a través del hidrógeno. Es el caso de compañías como Petronor (gran impulsora del Corredor), Nortegas, Sener o IDOM entre otras muchas. Todas ellas apoyadas tanto por instituciones como la Diputación Foral de Bizkaia o el ya mencionado Ente Vasco de la Energía.

Pero no son las únicas empresas vascas que están destacando por su apuesta. Más allá del Corredor vasco, líderes del sector energético como Iberdrola también destacan por su apuesta, inversión y desarrollo tecnológico en grandes proyectos tanto estatales como internacionales.

IMPORTANCIA DEL ECOSISTEMA CIENCIA

Junto a lo ya mencionado, otro pilar sustenta el posicionamiento de Euskadi dentro de la industria del hidrógeno: su ecosistema científico-tecnológico.

En el destacan, por un lado, su red de universidades y centros de educación; con entidades como la Universidad del País Vasco, que forma parte del propio “Corredor Vasco del Hidrógeno” liderando un proyecto dirigido a la formación, investigación, transferencia y sensibilización de mano de obra cualificada en estas tecnologías a nivel local para su posterior transferencia a la industria.

Por su parte, por otro lado, la “Basque Research and Technology Alliance” (BRTA) incluye dentro de su alianza científico-tecnológica a lideres en la investigación y desarrollo de las nuevas tecnologías del hidrógeno.

Es el caso del propio CIC energiGUNE, donde trabajamos en soluciones emergentes de producción de H2 tanto por vías electroquímicas como termo-catalíticas, así como el desarrollo de catalizadores y soportes catalíticos para la producción de nuevos vectores energéticos y la mejora de electrolizadores y pilas de combustible.

En definitiva, como puede apreciarse, la apuesta de Euskadi por el hidrógeno se fundamenta en tres grandes pilares: el apoyo institucional, el desarrollo empresarial y el soporte científico-tecnológico. Tres pilares con los que asentar y asegurar el despliegue exitoso de un sector clave para la región y con el que, poco a poco, Euskadi sigue manteniendo su liderazgo en el sector energético de cara al futuro.

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