Ventajas y retos del almacenamiento de calor latente
Todas las tecnologías anteriores almacenan/restituyen energía al aumentar/disminuir la temperatura del material de almacenamiento (almacenamiento por calor sensible) y adolecen, por lo tanto, de falta de compacidad (baja capacidad de almacenamiento por unidad de volumen). Aumentar significativamente la compacidad sin incrementar el coste de inversión es uno de los retos actuales del I+D.
Con este propósito, la comunidad científica trabaja en el desarrollo de tecnologías que explotan procesos de cambio de fase (almacenamiento por calor latente) o reacciones termoquímicas reversibles (almacenamiento termoquímico) como principio de base para almacenar energía. Sin embargo, el almacenamiento termoquímico, aunque posee un altísimo potencial de compacidad, se encuentra todavía en una fase incipiente de desarrollo, conduce a sistemas de almacenamiento complejos y los costes asociados son, por el momento, inasumibles.
Por el contrario, el almacenamiento por calor latente ha experimentado mayor desarrollo y lleva aparejada una tecnología de sistema mucho menos sofisticada. Sin embargo, aunque puede cumplir con los objetivos de compacidad buscados, los costes de inversión son todavía netamente superiores a los de las tecnologías de almacenamiento por calor sensible.
Contrariamente a lo que se pudiera pensar, no suele ser el material de almacenamiento, si no el intercambiador de calor, el elemento encarecedor. En efecto, los materiales de cambio de fase más comúnmente utilizados son sales anhidras de bajo coste, que almacenan energía térmica al fundir y la restituyen durante el proceso inverso de solidificación, y que se caracterizan por tener entalpías de fusión altas. Sin embargo, su conductividad térmica es relativamente baja y esto implica el uso de intercambiadores de calor con alta superficie de intercambio para satisfacer los requisitos de potencia de descarga. De hecho, generalmente, el intercambiador de calor representa más del 60-70% del coste del sistema de almacenamiento.
Cómo conciliar la necesidad de compacidad con los requisitos de bajo coste
CIC energiGUNE desarrolla nuevos materiales de almacenamiento térmico que permiten alcanzar cotas de compacidad elevadas a costes competitivos. Se trata de materiales iónicos inorgánicos que experimentan transiciones de fase en estado sólido altamente energéticas. Por debajo de la llamada temperatura de transición, el material se organiza formando una red cristalina altamente ordenada y compacta. Sin embargo, por encima de dicha temperatura, aparece una nueva fase cristalina de menor compacidad y caracterizada por un alto grado de desorden direccional. La diferencia de entropía entre fases es alta y, consecuentemente, la entalpía de transición de fase también lo es. Esto, sumado a valores de calor específico elevados, deriva en una capacidad volumétrica de almacenamiento térmico sorprendentemente alta.
Por otro lado, el hecho de que el material permanezca siempre en estado sólido, con independencia de la fase en que se encuentre, resulta determinante en lo relativo a los costes, ya que permite concebir el sistema de almacenamiento como un lecho granular fijo que no requiere de intercambiador de calor. Además, esta característica del material de cambio de fase facilita su manejo y transporte, hace muy versátil su integración al sistema de almacenamiento al poderse producir fácilmente al tamaño y forma deseados y minimiza o evita los problemas de corrosión típicos de las sales.
La clave de las propiedades inéditas de estos materiales se encuentra en sus características geométricas y estructurales. Están formados por aniones XO4= con geometría tetragonal, donde el átomo X (elemento no metálico o metaloide) se sitúa en el centro del tetraedro formado por cuatro átomos de oxígeno a los que está unido por enlaces covalentes, y por cationes de los grupos de los metales alcalinos o alcalinotérreos. Por debajo de la temperatura de transición, las moléculas se organizan formando redes cristalinas (generalmente monoclínicas, trigonales u ortorrómbicas) dónde todos los átomos ocupan posiciones fijas. Sin embargo, por encima de la temperatura de transición, no sólo se produce un cambio en la geometría de la celda unitaria de la red cristalina, sino que además los iones están dotados de cierta movilidad.