Los electrolitos poliméricos en estado sólido se presentan como buenos candidatos para reemplazar a los electrolitos líquidos convencionales en dispositivos de almacenamiento de energía. Los polímeros presentan grandes ventajas tales como fácil procesamiento, bajo coste, buenas propiedades electroquímicas y, además, eliminan los problemas de seguridad presentes en los electrolitos líquidos. Sin embargo, los electrolitos poliméricos muestran conductividades iónicas mucho más bajas que sus homólogos líquidos a temperatura ambiente.
El desarrollo de este tipo de electrolitos se ha visto obstaculizado por la búsqueda de una buena relación entre buenas propiedades mecánicas y alta conductividad iónica. En los últimos años, se han diseñado diferentes estructuras poliméricas con la intención de mejorar ambas propiedades al mismo tiempo. Sin embargo, en general, los electrolitos poliméricos en estado sólido amorfos con baja temperatura de transición vítrea y baja cristalinidad (propiedades esenciales para acelerar el transporte iónico), difícilmente pueden formar membranas con buenas propiedades mecánicas.
De entre todos los polímeros investigados en estado sólido, el óxido de polietileno (PEO) es el que ha recibido mayor dedicación. Sin embargo, este tipo de electrolitos presentan varios inconvenientes. Por un lado, presenta una estabilidad anódica baja (<4.0 V vs. Li0/Li+). Por otro lado, es un polímero semi-cristalino en el que el transporte iónico se produce principalmente en la fase amorfa, lo que conlleva una baja conductividad iónica a temperaturas inferiores al punto de fusión (Tm, aprox. 65 oC). Por este motivo, las baterías en estado sólido basadas en PEO operan a temperaturas elevadas (70‒90 oC).
Para intentar superar estos inconvenientes, en los últimos años CIC energiGUNE ha trabajado en el diseño y síntesis de matrices poliméricas no cristalinas que presenten temperaturas de transición vítrea bajas, buenas propiedades mecánicas y mayor estabilidad frente al ánodo de Li para evitar la formación de dendritas.
Entre estas modificaciones a nivel molecular se pueden destacar estrategias como el diseño de estructuras poliméricas tipo peine con un alto grado de ramificación, la reticulación de la red polimérica y la polimerización en bloque o al azar.