En nuestro análisis realizado en abril del año pasado, observamos cómo Norteamérica (con EEUU a la cabeza) buscaba tomar posiciones dentro de la “batalla” que se espera que haya en el futuro de la industria de las gigafactorías entre distintas regiones del mundo (sobre todo, en relación con Asia y Europa).
Después de casi un año de anuncios y avances, se puede afirmar que el subcontinente no ha perdido el tiempo, acelerando sus planes de desarrollo de grandes proyectos de gigafactorías auspiciados en gran parte por los intereses e inversiones de los principales OEMs de la región.
Claro ejemplo de ello son GM y Ford, dos de los componentes del “big three” estadounidense de fabricación de vehículos junto a Chrysler. Ellos han sido principalmente los grandes agitadores del mercado en los últimos meses, gracias a sus intenciones de desarrollar macro-proyectos en suelo estadounidense que les permitan agilizar la electrificación de sus flotas.
GM es, en este momento, la compañía que cuenta con un mayor portfolio de proyectos previstos, al contar entre sus planes con el desarrollo de cuatro plantas gracias a su colaboración con la coreana LG Energy Solutions. Ambas compañías han constituido una joint venture llamada “Ultium Cell” con la que aspiran a liderar el sector y que es responsable del desarrollo de estas fábricas.
Dos de ellas se espera que entren en producción en el corto plazo; en concreto, las de Lordstown en Ohio -prevista para agosto de 2022 con una capacidad de 35 GWh- y la de Spring Hill en Tennessee -proyectada para finales de 2023 con una capacidad también de 35 GWh-. A estas se les unirá en 2025 la planta prevista en Lansing, Michigan (el corazón de la industria automotriz americana), que se espera que cuente con una capacidad de 50 GWh. A todo ello se le une un cuarto proyecto que ambas compañías han anunciado que pretende desarrollar, sin que todavía se haya detallado más información sobre el mismo en cuanto a capacidades o ubicaciones.
Ante este panorama, no se ha quedado atrás Ford, gracias a su colaboración con la también coreana SK Innovation. En su caso, son tres los grandes proyectos que espera lanzar entre 2025 y 2026, dentro de la iniciativa bautizada como “Blue Oval City”. Este macrocomplejo previsto por ambas compañías prevé crear un espacio de más de 15 millones de metros cuadrados en el estado de Kentucky en torno a la movilidad eléctrica, que incluirá, entre otras instalaciones, dos gigafactorías con una capacidad productiva cada una de 43 GWh a partir de 2026.
Adicionalmente, esta iniciativa incluye un tercer proyecto en el estado de Tennessee, que prevé contar también con una capacidad de alrededor de 40 GWh una vez escale la iniciativa tras su apertura en 2025. También SK Innovation está trabajando por su cuenta en otras dos iniciativas, situadas ambas en el estado de Georgia y que se espera que estén en funcionamiento entre este y el próximo año con capacidades previstas de hasta 25 GWh.
El desembarco de otros grandes fabricantes
Más allá de estos grandes planes liderados por empresas estadounidenses, otros grandes fabricantes han anunciado también recientemente su intención de participar en el despliegue del sector en suelo norteamericano.
Es el caso del grupo Stellantis (en el que se incluye el tercer gigante estadounidense, Chrysler), que ha anunciado el desarrollo de dos proyectos con fechas estimadas de apertura entre 2024 y 2025, aunque todavía sin localización definitiva. En su caso, la particularidad es que cada uno de ellos se realizará en colaboración con un tecnólogo diferentes: por un lado, con LG Energy Solution -con una capacidad prevista de hasta 40 GWh- y por otro con Samsung SDI, con quien ha creado una joint venture para la puesta en marcha de este proyecto, que también aspira alcanzar los 40 GWh.
Otro de los líderes del sector, Toyota, también ha anunciado sus planes de expansión en EEUU dentro de la industria de las gigafactorías. La compañía japonesa, una de las que presenta planes más ambiciosos en términos de electrificación de su flota, anunció el pasado diciembre su primer proyecto en el país norteamericano, donde desarrollará una planta en el estado de Carolina del Norte con el objetivo de comenzar a operar en 2025. La capacidad final de la planta todavía no ha sido revelada.
Igualmente, dos gigantes alemanes también han puesto sus miras en suelo estadounidense, dando sus primeros pasos para desarrollar su capacidad productiva de baterías.
Es el caso, por ejemplo, de Mercedes-Benz, que comenzará a trabajar con su proveedor Envision AESC para el desarrollo de instalaciones cerca de su planta en Tuscaloosa (Alabama), con el objetivo de comenzar a suministrar a una de sus principales plantas de producción de coches y fijar las bases para un escalado posterior que dé como resultado su primera gigafactoría en EEUU.
De forma similar está trabajando en este momento Volkswagen, quien lanzó el pasado noviembre en Chattanooga (Tennessee) una “línea piloto” con la que comenzar a testar en suelo norteamericano sus capacidades productivas de fabricación de baterías para un posterior escalado.
A esto se le unen otros proyectos con capital europeo como el de FREYR, empresa noruega especializada en la producción de baterías que, con la colaboración de Koch Strategic Platforms y la tecnología de 24M Technologies, aspira a desarrollar una planta de 50 GWh en EEUU. Se estima que la ubicación definitiva de la fábrica será anunciada a lo largo de este año.
Estos proyectos, a los que se le unen otras grandes iniciativas ya en curso desde hace meses como la de Tesla en Austin (con una capacidad prevista de 100 GWh), están logrando que EEUU se esté convirtiendo en un hub de referencia y un actor muy a tener en cuenta en el futuro de una industria clave para el mundo.