La proliferación de plantas de reciclaje en Europa surge como una respuesta medioambiental necesaria a la creciente demanda de baterías para el vehículo eléctrico y a la industria asociada de gigafactorías que se desarrollará en los próximos años

Actualmente, el mundo entero está inmerso en una transición energética que pasa, entre otras cosas, por un completo proceso de electrificación del sector de la movilidad y del impulso de las energías renovables. De ahí que en los últimos años la demanda de baterías haya crecido a un ritmo constante de un 30% anualmente y cuya perspectiva, para las próximos años, es exponencial.

El principal impulsor de este crecimiento es el vehículo eléctrico, que se espera que represente más del 88% de la demanda en comparación con otro tipo de aplicaciones. Es más, se estima que dos de cada tres vehículos sean eléctricos en el año 2040. De ahí que Europa, que busca ser un referente en este nuevo escenario, esté tomando posiciones a través de la creación de cada vez más gigafactorías.

Sin embargo, este incremento en la fabricación y uso de las baterías para el coche eléctrico, exige el desarrollo de un nuevo sector cada vez más necesario: el del reciclaje de dichas baterías. Sobre todo, teniendo en cuenta que la transición energética a afrontar en los próximos años viene acompañada de unos principios de economía circular sin los cuales no sería posible el cambio hacia la sostenibilidad deseada.

Según un estudio de Greenpeace casi 13 millones de toneladas de baterías provenientes del vehículo eléctrico llegarán al final de su vida entre 2021 y 2030. Esto supone un enorme impacto ambiental como consecuencia de la cantidad de materiales críticos (litio, cobalto, níquel…) que deberán desecharse. Y, más aún, teniendo en cuenta que la fabricación de nuevas baterías exigirá extraer alrededor de 10 millones de toneladas de materiales nuevos.

Y es que la realidad actual en Europa en cuanto al reciclaje de los materiales está aún lejos de lo deseable, dado que a día de hoy únicamente el 22 % de cobalto, el 16 % de níquel, el 12 % de aluminio, y el 8 % de manganeso se reciclan.

Es por eso que, como vimos en anteriores artículos del blog, se están destinando grandes esfuerzos a estudiar cómo se pueden aprovechar esos materiales para que puedan ser reutilizados y/o reciclados, y promover, así, una economía circular.

Source: ReCell Center

Europa busca regular esta macroindustria a través de un nuevo marco normativo

Uno de los grandes esfuerzos realizados en los últimos meses se ha dirigido, de forma previsora, a la elaboración de una normativa que regule el fin de la vida útil de esas baterías.

Europa, ya ha tomado cartas en el asunto a través de una propuesta para cambiar el actual marco normativo para, no sólo desarrollar la “circularidad” del mercado, sino también para reducir la dependencia de terceros territorios en lo que al suministro de materias primas se refiere.

Se trata de una propuesta que recoge trece grandes bloques de medidas que abarcan toda la cadena de valor de la industria haciendo especial hincapié en los niveles de eficiencia de reciclado y recuperación de materiales. Su objetivo es contribuir a la protección, preservación y mejora de la calidad del medio ambiente minimizando el impacto negativo de las baterías y condensadores y de sus residuos.

Para alcanzar estos objetivos, la Directiva Europea prohíbe la comercialización de baterías que contengan algunas sustancias peligrosas y define medidas para establecer sistemas destinados a lograr un alto nivel de recogida y reciclado. También pretende mejorar el comportamiento medioambiental de todos los operadores que intervienen en el ciclo de vida de las baterías, como los productores, distribuidores y usuarios finales y, en particular, los operadores que participan directamente en el tratamiento y reciclado de los residuos de baterías y condensadores.

La normativa Estadounidense, por su parte, denuncia la ausencia de un procedimiento estandarizado para el diseño, los materiales y las químicas de las baterías que se fabrican. Su propuesta incluye la introducción de un procedimiento estandarizado para el reciclaje de baterías que ayude a los fabricantes a comprender qué materiales y diseños son más fácilmente reciclables. Es lo que se conoce como el concepto “Diseñado para ser reciclado”.

En este sentido, España cuenta con el Real Decreto 20/2017, de 20 de enero, que obliga a los fabricantes a informar a los consumidores acerca de los criterios que serán adoptados para garantizar que el vehículo que están adquiriendo se tratará de manera responsable al final de su vida útil.

Los principales agentes internacionales se suman a la ola del reciclaje

El sector del reciclaje de baterías requiere de una transformación y son muchos los agentes Europeos que están apostando por ello para impulsar la economía circular y crear una ventaja competitiva asociada al conocimiento de esta creciente industria.

Una de ellas es ERMA (European Raw Materials Alliance); una alianza que incluye  empresas, asociaciones, universidades y centros de investigación -entre ellos CIC energiGUNE- centrados en la industria del reciclaje, y cuyas actividades incluyen, entre otros, apoyar la capacidad de la industria europea de materias primas para extraer, diseñar, fabricar y reciclar materiales.

Justamente entre los agentes pertenecientes a ERMA, encontramos la asociación RECHARGE, que aglutina principalmente a grandes empresas y algunas asociaciones asociadas a los materiales empleados en las baterías, con intención de promover y defender los intereses de toda la cadena de valor.

Otro de los agentes, en esta ocasión, ligado directamente al reciclaje de baterías, es Reneos. Se trata de la primera plataforma europea para la recogida y el reciclado de baterías de vehículos eléctricos. Dicha plataforma centra su actividad en la recogida de baterías y residuos respetando las directrices europeas, antes de darles una segunda vida mediante su reutilización o desmontaje para su reciclaje.

Cabe destacar, por último, otras alianzas o iniciativas que defienden en mayor o menor medida los intereses de la industria del reciclaje. Algunos de ellos son, Eucobat, asociación europea de sistemas nacionales de recogida de baterías; EBRA, agrupación que tiene por objetivo desarrollar los más altos niveles de profesionalidad en la industria del reciclaje de baterías; y EuRIC, que gracias a su sólida red de asociaciones europeas y nacionales de reciclaje, actúa como interfaz de confianza entre la industria y la Unión Europea para el intercambio de buenas prácticas en todos los asuntos relacionados con el reciclaje.

Proliferación de plantas de reciclaje en Europa

Dada la necesidad, la sostenibilidad y, también, la rentabilidad de la industria del reciclaje de baterías, son cada vez más las empresas que están comercializando nuevos procesos para la recogida, descarga y desmantelamiendo de estas baterías.

No en vano, según un estudio de la consultora Yole Development, durante el periodo de 2020 a 2025 se estima un CAGR del 25% en el valor global de la industria de materiales reciclados para las baterías de iones de litio. Esto supondría, en términos económicos, un valor de mercado total próximo a los 1.200 millones de dólares en 2025, e incluso, algunos prevén que, para el año 2040, este mercado alcance un valor de casi 24.000 millones de dólares.

En Europa, esta propagación de proyectos de reciclaje de baterías viene encabezada por la fábrica que SMS Group quiere poner en marcha junto con la empresa australiana Neometals. Es la denominada “Primobius” y promete un reciclaje efectivo de las baterías de iones de litio.

Por su parte, Solvay y Veolia continúan avanzando en su alianza sobre el reciclaje de baterías que comenzó en septiembre de 2020, y han anunciado el establecimiento de una planta de demostración para el reciclaje de los materiales de las baterías.

En el norte de Europa, Suecia ha anunciado el proyecto de una nueva planta de reciclaje de baterías, con una inversión de más de 24 millones de euros por parte de Stena Recycling y se ubicará en la localidad de Halmstad.

Mientras tanto, en Centroeuropa, Volkswagen ha abierto recientemente una planta piloto en Salzgitter (Alemania) y la empresa de reciclaje Elemental Holding ha anunciado una inversión de 182 millones de euros para el tratamiento de baterías y otros metales que contienen residuos en Polonia.

Si nos centramos en el sur de Europa, recientemente, las empresas Endesa y Urbaser han anunciado que España contará con su propia planta de reciclaje de baterías en León en el año 2023. Un proyecto que promete el tratamiento de 8.000 toneladas de baterías al año que serán sometidas a un proceso de separación y trituración que permitirá reciclar los materiales presentes en el sistema de almacenamiento.

Además de las ya mencionadas, se han anunciado otros planes para la creación de plantas de reciclaje. Uno de ellos es el de Northvolt, que pretende poner en marcha una fábrica capaz de reciclar 25.000 toneladas de baterías al año, y el de BASF en Alemania, ambas con intención de estar operativas el próximo año.

La alternativa al reciclaje: la segunda vida de las baterías

Otra de las corrientes surgidas a raíz del incremento en el uso de baterías, es la posibilidad del reacondicionamiento de estas baterías de los vehículos eléctricos como solución de almacenamiento de energía para otras aplicaciones. Es lo que se conoce como “Baterías de Segunda Vida”.

Y es que, si la vida útil de una batería de un vehículo eléctrico se estima en unos 8 años, la energía remanente en el interior de las celdas de la batería puede llegar a alargarse entre 5 y 10 años dependiendo de la aplicación en la que se utilice, hasta que alcanza, por fin, su fin de vida.

De ahí que hayan surgido iniciativas como la de la empresa energética Enel Group, que ha utilizado 90 baterías usadas de Nissan Leaf en una instalación de almacenamiento de energía en Melilla. Por su parte, la empresa energética Powervault ha anunciado su asociación con Renault para equipar sistemas de almacenamiento de energía domésticos a base de baterías de vehículos eléctricos retiradas.

No solo eso, España, asimismo, ha sido pionera en Europa por instalar los primeros cargadores propulsados por baterías de segunda vida en la autovía que une Madrid y Valencia.

 

De una u otra forma, la premisa está clara. Es necesario buscar una solución para el reciclaje de las alrededor de 50.000 toneladas de baterías que se prevé se desecharán a partir del año 2027; una cifra que, incluso, podría multiplicarse y alcanzar las 700.000 toneladas en 2035.

De ahí que uno de los grandes focos de trabajo e investigación de centros como CIC energiGUNE se sitúe en el avance de las técnicas y soluciones que impulsen el desarrollo de la industria del reciclaje. Más aún si queremos garantizar que el sector de las baterías se constituya como una referencia en términos de sostenibilidad.

 

A continuación, a modo de resumen, desde CIC energiGUNE hemos recogido la clasificación de los agentes principales que han anunicado estar asociados al reciclaje de baterías:

Autora: Miriam Gutiérrez, técnico de marketing y comunicación de CIC energiGUNE

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